Leyenda: El cacao y su llegada a México

Cuenta la leyenda que el dios Quetzalcóatl (Dios de la vida y sabiduría) robó el árbol de cacao del paraíso donde vivían los dioses, descendió a la tierra y lo plantó. Pidió a Tláloc (Dios de la lluvia) que lo regara para que este creciera. Una vez crecido el árbol, visito a Xochiquétzal, (Diosa del amor y belleza) para que adornará el árbol con hermosas flores, mismas que se convirtieron en fruto de cacao. Este árbol fue una recompensa al amor y la fidelidad de su esposa, quien sacrifico su vida antes de revelar la posición del tesoro de la ciudad. Al morir, su sangre fertilizó la tierra para dar vida al árbol, en ese entonces nombrado Cacahuaquahitl (Planta de cacao en lengua náhuatl). El sabor del fruto era amargo, característica que los ancestros relacionaban con el sufrimiento que había padecido la princesa. Gracias a este increíble regalo, los hombres llegaron a ser sabios, estudiosos, artistas y artesanos.

“Esta es nuestra leyenda, esta es la leyenda del cacao en México”.

Salas, J., & Hernández, L. (2015, julio).




Cacao, una aportación de México al mundo.

Ciencia: Revista de la Academia Mexicana de Ciencias, 66(3). p. 35

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